¿Crecer? Acepto.
En el sueño, no existían cupos ni vedas, únicamente el celo y la brama, y cada noche volvía a ser marzo. Ese día, dos animales daban saltos prodigiosos al golpe de gracia de la pólvora, y lo que se levantaba, en el rececho, además de una luna inmensa, eran las patas rojas y la tierra, roja también, del bosque ¿Quién lo hubiera dicho, visto siquiera? La caza de ciervos era ceremonia de cotejo: empezaba durante las últimas horas de la tarde y terminaba cuando la luz celeste iluminaba a las bestias en el predio con la gracia de muerte.
3 comentarios:
y serás la más linda de todas.
pd: yo pensando en una flor y una abeja se acaba de posar en mi teclado. es la segunda que me ronda en el día. empiezo a creerme dulce.
te quiero val
no, no, nena, nena
no aceptes nada de extraños
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