domingo, septiembre 12

Cuando una mujer ama a un hombre / David Lehman*

Cuando dice margarita quiere decir daiquiri.
Cuando dice quijotesco quiere decir voluble.
Y cuando dice, “No pienso volver a hablarte,”
quiere decir “Vení, abrazame ahora
que estoy parada sin consuelo frente a la ventana.”

Se supone que él ya sabe eso.

Cuando un hombre ama a una mujer, él está en New York y ella en Virginia
o él escribe en Boston y ella lee en New York,
o ella tiene puesto un sweater y anteojos oscuros en Balboa Park y él
rastrilla hojas en Ithaca
o él maneja hacia East Hampton y ella está parada sin consuelo
frente a la ventana mirando la bahía
por donde está pasando una regata con muchas velas de colores
mientras él está atascado en el tráfico de una autopista en Long Island.

Cuando una mujer ama a un hombre es la una y diez de la mañana
ella está dormida él está mirando el resumen deportivo y comiendo pretzels
tomando limonada
y dos horas después se despierta y a los tumbos llega a la cama
donde ella sigue dormida y está tibia.

Cuando ella dice mañana quiere decir dentro de tres o cuatro semanas,
cuando ella dice “Ahora estamos hablando de mí,”
él se calla. Su mejor amiga llega y dice,
“¿Qué pasa, se murió alguien?”

Cuando una mujer ama a un hombre, salen
a nadar desnudos en un arroyo
un día espléndido de julio
con el sonido de las cascadas como una risa ahogada
del agua corriendo sobre el canto rodado,
y no hay nada extraño en el universo.

Las manzanas maduras se burlan de ellos
¿Qué otra cosa pueden hacer sino comer?

Cuando él dice “Estamos en una época de transición”
“Lo tuyo es muy original,” responde ella
seca como el martini que él está tomando.

Pelean todo el tiempo
Es divertido
¿Qué te debo?
Empecemos por una disculpa
Está bien, perdón, estúpido.
Un cartel se levanta diciendo “Risas.”
Es una película muda.
“Me cogieron sin un sólo beso” dice ella,
“Y si querés podés citarme en eso”
que suena fabuloso en un acento británico.

Un año se separaron siete veces y otras nueve amenazaron con hacerlo.

Cuando una mujer ama a un hombre, quiere que él la espere en el aeropuerto
de un país extranjero con un jeep.
Cuando un hombre ama a una mujer, está ahí. No se queja de que llegue dos horas tarde
y no haya nada en la heladera.

Cuando una mujer ama a un hombre quiere quedarse despierta.
Es como un chico llorando
cuando anochece porque no quiere que el día se termine.

Cuando un hombre ama a una mujer, la mira dormir, pensando:
como la medianoche a la luna, es el sueño al amado.
Miles de luciérnagas le guiñan el ojo.
Las ranas suenan como las cuerdas
de una orquesta cuando afina.
Las estrellas cuelgan como pendientes con la forma de uvas.

*una traducción que hicimos con Luciano Piazza

2 comentarios:

Belén dijo...

el poema que me regalaste.

ángel dijo...

Muy buena fe de erratas. Un gusto recalar en tu espacio de traducciones poéticas. Sigo leyendo.


Saludos...

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