si el cielo está cerrado, como esta noche
En esta casa la lluvia se escucha muy fuerte, es como vivir en una caja de resonancia. O en un poema, ¿porqué no? Pero uno de los tiempos por venir: cuando éramos una familia numerosa alrededor del fuego y no teníamos miedo. Alguien llegaba descalzo, en medias gruesas de invierno con talón, y se sentaba en un arco móvil de la luz para leernos en voz alta ¿En que lugar existe el pasado que nos imaginamos? Busco entre los libros de la mesa de noche, en las imágenes de las películas que vi y me gustaron mucho, en las frases sueltas de la gente que, como yo, a veces habla sola en la calle pero en realidad está hablando con alguien.
Cuando nos enamoramos ese pasado del que hablo se vuelve más nítido, y cuando nos separamos también pero con nostalgia. Al final, estamos todo el tiempo construyendo ese relato difícil ¿quienes somos? ¿de dónde venimos? En esta casa, algunos días apenas vive una sombra, no soy yo, no es mi madre. Por momentos puede ser un primo lejano que vimos en alguna reunión familiar cuando éramos chicos y quisimos mucho porque guardaba una semejanza misteriosa.
Es tarde y dormir poco a veces nos asusta. Un blanco fijo, blanco como el azúcar a través del vidrio. Ahora, cuando por el cansancio no recordamos demasiadas palabras, las ideas son más simples y más peligrosas: amó, fue, vino, esperó.
miércoles, abril 14
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4 comentarios:
Nice. Cristalino y opaco...
final aragonezco?
si mau, poema para gritar entre las ruinas.
que lindo que es siempre leerte
beso
gera
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