martes, septiembre 30

Los días lejos de la voz/Para Francisco

Si decimos
algo se rompe el cordón que nos mantiene unidos.
Es una cuerda el arco
de la maternidad nosotros
somos hermanos adentro.
Nos enseñaron temprano que una casa
que se habita se llena de murmullos

¿Habrá fantasmas en el velo

de la voz?

Dejé crecer la tela
de araña en la garganta y ahora
mirando los dibujos
en el cuerpo monigotes pienso
tenemos miedo. Se vencieron
en madre los músculos para sostenernos.

domingo, septiembre 28

Para Francisco

Me da una patada
en el centro del ojo estar tan lejos de la luz.
Si nos preguntan, tenemos los años
de las veces que nos dijeron que no.
Somos los niños más ancianos del mundo. Una sabiduría
extraña nos compete. Quisiéramos
crecer de golpe en el centro de la luz.
En el sueño decías:
El centro de la luz es el olvido
de todas las cosas.
Hasta ahora
crecimos como un árbol de nueces. Y todo
lo que cayó de nosotros estuvo siempre envuelto.

sábado, septiembre 27

Los días difíciles

en la planta del pie me crece una cebolla:
no voy a llorar.

domingo, septiembre 21

Para Lucía

Yo te dije: No sé porqué últimamente las fiestas me entristecen. Y vos me respondiste: Sin el últimamente, me pasa lo mismo. No sabría qué decirte. Entonces escalonamos las salidas. Un éxodo solitario. Un sentimiento compartido. La tristeza nos hace sentirnos fuertes. O débiles ¿Nos sentimos grandes así? Las chicas tristes pueden a subir a un taxi y pedir las direcciones de sus casas mientras se quitan un zapato. Y darse vuelta: por la ventanilla las luces de las avenidas se juntan ¿Tenemos miedo de crecer?
De noche las avenidas son un hilo de asfalto finísimo. Dios es el señor que maneja los semáforos. Cuando está contento las luces amarillas titilan. Entonces el hilo no se corta y la ciudad se mantiene unida en la continuidad de las luces. Todas del color de la cascara del huevo. Adentro, todavía no nos crecen las plumas. No me gustaría ser calabaza en la mano pesada de un gigante. Pero si supiera cantar un lullaby o contar un cuento correría el riego de ser aplastada por el movimiento de las falanges.
Vivir de este lado de la cáscara de la fragilidad ¿me haría indestructible? Una cosa que aprendí: entre ser chicos y ser grandes nos olvidamos las canciones que nos cantaban nuestros papás. Dejamos los libros infantiles en la baulera en una caja. No podemos recordar si crecían o no los arboles hasta el cielo. Nos asusta que no fuera cierto. El peligro: la casa del cíclope ahora puede ser la de cualquier persona que nos intimida. Tenemos miedo de morir de tristeza pero nos gustan los violines porque son trágicos. Y los violinistas porque deberían ser personas tristes. O al menos representar la medida justa del drama. Eso es la belleza.
¿Desdramatizar querrá decir despertar solos? Preguntas, preguntas. El desayuno del domingo es siempre una fusión con la hora del té. Salteamos el almuerzo como los recuerdos. Dormimos hasta tarde porque no queremos tener que recordarnos a nosotras mismas: ayer tuvimos una fiesta. Cuando salto de la cama, el espejo me dice que me asusta la vejez ¿Cosas que me gustan? Los animales, los niños, la música y los libros. En ese orden.
A nuestros amigos los queremos. Son importantes. Pero a veces ahogaríamos todos los cocos en la bañara y nos olvidaríamos del mundo. Soy vertical pero preferiría ser horizontal. Sylvia era bella y era triste. Nosotras apenas quisiéramos caminar por el DF buscando librerías con aire acondicionado donde pasar el rato. Y los días. Y las semanas ¿Nos quedaríamos a vivir? Cosas que quiero: un loro para el hombro, un bastón para los años, brazos fuertes para remar lejos.

viernes, septiembre 19

Andrea, 6 años:

Hoy es el día viernes y los lápices bailan.

jueves, septiembre 18

Soñé con una carta de amor

Querida. En el archipielago llueve todo el tiempo. Sin embargo, dijeron que hubo sol unas semanas antes. La temporada de lluvias hace que todo se vea tan dramático. Algo en los colores, en la luz. No sabría explicarlo. Remar es una actividad estoica. La sensación de arribar a donde te lleva en viento y despertar en una isla como sobre el corazón de una ballena. Atrapar los propios peces. Cocerlos al fuego de una pequeña pila de madera. Cantar en voz alta como un niño (Qué podemos hacer con un marinero borracho? ) No extraño las ciudades. Estocolmo pareciera cada vez más lejos. La desolación es inmensa en las islas del norte.

domingo, septiembre 14

Algunas cosas, dicen los sabios/Mary Oliver

Algunas cosas, dicen los sabios que conocen todo,
no están vivas. Yo digo,
ustedes vivan la vida a su manera y déjenme tranquila.

He hablado con las nubes más pálidas en el cielo cuando tienen
miedo de quedarse atrás; he dicho, Apúrense, apúrense!
y me han contestado: gracias, nos estamos apurando.

Sobre las vacas y las estrellas de mar y las rosas no hay ninguna
discusión. Mueren, después de todo.

Pero el agua es un interrogante, tantas cosas vivas en ella,
Pero está, en si misma, viva o no? Oh, reluciente

Generosidad, cómo pueden prescribirte?

Mientras pienso estoy sentada en la arena al lado
del puerto. Estoy sosteniendo en mi mano
pequeñas partes de granito, pirita, roca.
Cada una, ahora mismo, tan minuciosamente dormida.

jueves, septiembre 11



lunes, septiembre 8

Prosa 9/Mary Oliver

Y cómo creías que iba a ser el amor? Un día de verano? Cada maleza en su lugar y largos tramos de barro? Flores en cada campo, en cada jardín, con sus vértices suaves y sus hombros color pastel? Una calle tras otra, la basura se traba en las alcantarillas. Una habitación tras otra, los amantes se conocen, se enojan, pelean, piden a gritos. Uno o dos saltan por la ventana. La mayoría simplemente apoya, exhausta, los brazos en el marco. Hicieron todo lo que podían. Cerca, al águila dorada le brotan un millar de plumas en la parte de atrás de la cabeza, cada una con la forma diminuta pero perfecta de una lanza.

jueves, septiembre 4

Algunas preguntas que podrías preguntar/Mary Oliver

Es el alma sólida, como el hierro?
O es tierna y frágil, como
las alas de una polilla en el pico del búho?
Quién la tiene y quién no?
Sigo mirando alrededor mío.
La cara del alce es tan triste
como la cara de Jesús.
El cisne abre sus alas blancas lentamente.
En la caída, el oso negro arrastra hojas hacia la oscuridad
Una pregunta lleva a otra.
Tiene una forma? Como un iceberg?
Como el ojo de un colibrí?
Tiene un pulmón, como la serpiente y la almeja?
Porque debería tenerla yo? Y no la osa hormiguera
que ama a sus hijos?
Por qué debería tenerla yo y no el camello?
Llegar a pensarlo, qué hay de los arces?
Qué hay del lirio azul?
Qué hay de las pequeñas piedras, sentadas solas en la luz de la luna?
Qué hay de las rosas y los limones y sus hojas brillantes?
Qué hay del pasto?

lunes, septiembre 1

Bob Dylan/1966

Uno de nosotros tiene que saber (tarde o temprano).

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